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El verano es la estación más cálida del año, en algunos lugares las temperaturas alcanzan niveles sofocantes. Además, es el periodo vacacional por antonomasia del año. De esta manera, nuestra actividad y vida social aumenta durante los meses de junio, julio y agosto, por lo que la incidencia del sol en nuestra piel es mayor. A esto se le suma que, para paliar las altas temperaturas, nuestro vestuario veraniego es más sencillo y ligero.

Por todo esto, está claro que el verano es la época en la que más “lucimos” nuestro cuerpo, pero ¿conocemos cuál es la mejor época del año para someternos a una intervención estética? En este post desgranaremos las principales razones por las que escoger la temporada otoñal o invernal como la idónea para pasar por el quirófano.

1. Las prisas no son buenas consejeras

Como comentábamos anteriormente, la época del año en la que más nos preocupamos por mostrar un cuerpo perfecto es en verano. Así, para lucir una silueta esbelta y deshacernos de aquellos complejos localizados que tanto nos cohíben y poder sentirnos felices con nuestro físico en la playa o piscina, lo fundamental es una buena planificación previa de la intervención quirúrgica, sin apurar plazos para estar totalmente recuperad@ y sin molestias físicas ni hinchazones o cicatrices visibles durante la temporada estival.

2. El frío es uno de los mayores aliados durante el posoperatorio

Las altas temperaturas veraniegas no favorecen en absoluto el proceso de recuperación de una intervención quirúrgica. La cicatrización de las heridas puede verse alterada debido a un exceso de sudoración del paciente. Tampoco son adecuadas para los meses de verano las prendas compresoras empleadas durante el periodo de convalecencia. El frío se convierte así en el gran aliado de los posoperatorios de la cirugía estética, ya que al abrigarnos más podemos ocultar y camuflar las fajas o los sujetadores especiales y las temperaturas suaves favorecen la reducción de las posibles inflamaciones de las zonas intervenidas. Además, durante las estaciones frías del año, tendemos a pasar más tiempo protegidos del clima dentro de casa. Este reposo autoimpuesto agiliza los plazos de recuperación.

3. Menor incidencia del sol en nuestra piel y rostro

A raíz del anterior motivo, podemos deducir este último. Ante un descenso de temperaturas, nos abrigamos más. De ese modo, el sol, que está presente durante un número menor de horas que en verano, no incide de forma directa sobre nuestra piel. Así evitaremos posibles problemas de cicatrización de las heridas y el periodo de recuperación será menor. Los cirujanos plásticos y especialistas en medicina estética recomendamos encarecidamente este periodo del año sobre todo para realizar intervenciones faciales, puesto que la cara está siempre en contacto con la luz solar, pero protegerla durante los meses de otoño e invierno es más fácil.

Son múltiples los motivos que nos inducen a escoger una estación y no otra para realizar la operación que pondrá fin a aquellos complejos que no nos permiten valorar nuestra belleza real ante el espejo. Pide cita en nuestra clínica y planifica junto a los mejores especialistas todos los detalles de tu intervención para lucir tu ‘mejor yo’ el próximo verano.

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