El cáncer de mama continúa siendo a día de hoy el tipo de tumor más común entre las mujeres. Estamos hablando de una terrible enfermedad, que además conlleva en muchos casos la extirpación de la mama (mastectomía) y la consecuente pérdida del seno para la mujer. La reconstrucción mamaria es un paso lógico hacia el bienestar físico y psicológico de la paciente.
Cada día son más los oncólogos que recomiendan esta intervención, ya que ayuda a recobrar el equilibrio psicológico, la autoestima y la feminidad. Además, no interfiere en el tratamiento ni en el control de la paciente una vez superada la enfermedad. Existen diferentes métodos para la reconstrucción mamaria. Se elegirá uno u otro dependiendo de la paciente y del estado de su enfermedad.
Ser fumadora, teniendo que dejar dicho hábito con bastante antelación a la fecha de la intervención y haber tenido que realizar alguna intervención anterior en la zona de la abdomen, existiendo daños en vascularización y estructura de la misma tras la intervención. Este segundo supuesto es muy poco frecuente.
Existe la posibilidad de que se den disminuciones de sensibilidad en la piel, asimetría mamaria, necrosis de la piel o anomalías en la cicatrización que requerirán correcciones en posteriores intervenciones.
La repercusión física es mínima. Existen deportes como el tenis, el golf, el balonmano… en los que la paciente puede llegar a notar cierta perdida de movilidad en la zona.